miércoles, 24 de abril de 2024

La Danza en la Grecia Clásica (Parte V)

 

EL CIUDADANO Y EL CUERPO DISCIPLINADO (Aspecto político)

En el ámbito militar Pericles mantuvo la fuerza naval como parte de las batallas que dirigió contra los persas en las Guerras Médicas, o contra  los espartanos en la Guerra del Peloponeso. [1]Capitaneó  los dos primeros años de la Guerra del Peloponeso  y desde los treinta años, y durante otros treinta años más, formó parte de la vida pública helena. Aun cuando nunca emprendió ninguna guerra hasta haber agotado todas las vías pacíficas y de diálogo previo con sus  adversarios, posibilitando un Congreso de la Paz en el que participaron todas las ciudades helenas.

En esa época Atenas mostró su superioridad por mar, mientras que Esparta la demostró por tierra. Los espartanos invadieron el Ática, territorio perteneciente a Atenas. Pericles tuvo que proteger a su gente detrás de las grandes murallas, la hacinación y condición higiénica desencadenó una epidemia de peste, a causa de la cual se cobró la muerte de miles de personas, entre ellas el propio Pericles (429 a. C.). La devastadora Guerra del Peloponeso, dio la victoria a Esparta a fines del siglo V a. C. haciendo estragos en Atenas, que perdió definitivamente su hegemonía.

Con el fin de la guerra del Peloponeso termina la hegemonía marítima ateniense, y como consecuencia, el historiador Claude Mossé, citado por Valdés, señala que se rompe el equilibrio que existía en el siglo quinto, lo que se reflejaría, entre otras cosas, en la miseria del mundo rural, la descomposición de los valores tradicionales y la aparición de un nuevo estado de ánimo, además de las evidentes destrucciones materiales y de los cambios políticos. Para Mossé los efectos de la guerra del Peloponeso no eran claros de forma inmediata, por lo que acabarían mostrándose a lo largo de todo el siglo cuarto, a través de la aparición

Mossé opone la hipótesis de que el hecho que despertaría el imperialismo ateniense fue la batalla de Cnido, en la que dos importantes estrategas (Conón y Farnabazo) se enfrentarían al fin a la flota espartana. Luego de expulsar a los extranjeros de las islas y ciudades del Asia menor, se apoderaron de Melos, donde hubo ataques al territorio espartano para luego reunir una flota en Atenas y recoger dinero destinado a la reconstrucción de la ciudad. Cosa que fue considerada una violación de los compromisos adquiridos en el 403.

Pericles había gobernado Atenas a lo largo del siglo V a. C., haciéndole alcanzar a la ciudad un nivel de sofisticación, rara vez visto en la historia de la humanidad. En el régimen interno todo marchaba bien, pero el descontento de las ciudades de la Confederación de Delos iba en aumento. La política exterior seguida por Atenas no dio los mejores resultados; los miembros de la Liga estaban bastante descontentos. Atenas era la ciudad-estado que dominaba y subyugaba al resto de Grecia, los ciudadanos sometidos querían la independencia.

Pericles impulsó y favoreció la práctica del teatro con una serie de medidas prácticas y económicas. Las familias más ricas tenían la obligación de cuidar y sostener los coros y los actores.  Pericles se ocupaba de mantener la tradición, según la cual las piezas de teatro servían para educar moral e intelectualmente al pueblo.

El comportamiento individual se socializa a través de un modelo. El carácter preeminente de los héroes que discurren por los poemas les otorga una función paradigmática. Su comportamiento no queda sumido en el angosto espacio de la naturaleza individual y de sus limitados logros. Cada hecho tiene una resonancia que precisa de otras individualidades… el individuo no está exclusivamente cercado por el imperativo de subsistir, de permanecer en el ser de la naturaleza.[2]

La guerra, la situación del combate en también al interior de sí, el horizonte donde se proyecta todo lo que se hace. Es una guerra abierta convertida en una segunda naturaleza para el hombre, en la que se puede observar esta búsqueda de Arete.

En ese sentido interesa al transcurso de la investigación recalcar la función angular de la Areté en la constitución del ciudadano, y adjunto a este vocablo de ciudadanía se expresa el término êthike refiere el carácter; correspondiendo a eudaimonía[3] florecer, hacer un éxito de la propia vida, tener una actividad del alma concordante con la excelencia, entendiendo que la excelencia humana se realiza en la actividad intelectual, sólo indirectamente vinculada con la felicidad. Aristóteles fue un pensador que  reflexionó con profundidad sobre la felicidad y el papel de la esclavitud, que se retomará más adelante.

Corresponde explicar que, en la visión de Emilio Lledó[4], que interpreta la ética a Nicómaco encuentra común a la misma la realización del ciudadano en su Telós: la función propia del hombre que, a su vez, engendra una actividad constituya el sumo Bien, basta agregarle una cualidad: la excelencia. Así, Aristóteles ha llegado a proporcionar las notas determinantes del Fin último: Función propia del hombre. Ejercicio o actividad de despliegue de la realización de la naturaleza y en el caso último la excelencia o perfección. La búsqueda del perfeccionamiento del individuo, y la realización del despliegue de todas sus potencialidades, según lo visto, anima el ejercicio de unidad en el ciudadano.

La entelequia de la polis siguiendo la valoración aristotélica de “Todo hombre es un animal político” realiza al ciudadano virtuoso dentro de la actividad política, en la autonomía de gobierno y en la autarquía de su propia estructura[5]. La autarquía es la determinación por derecho propio según el régimen, de la normatividad económica y moral que tiende a la autosuficiencia y estabilidad de la comunidad, procurando una vida buena y digna para la mayoría ciudadana.

Los dos últimos apartados del libro VIII definen el concepto de la utilidad de las Artes miméticas dentro de la Política. Aristóteles confiere una singular concepción a éstas, en tanto el arte era considerado como el depositario de la sabiduría de la polis. Por una parte, se puede sugerir, su papel era el de difundir el conocimiento y de los valores morales de la cultura griega arcaica, pero por otro,  podría ser capaz de cuestionar la prácticas y creencias a partir de la comedia. Es por tal que comenzó a ser objeto de crecientes ataques desde varios frentes, fundamentalmente desde los sectores más ilustrados de la sociedad:

 … es necesario que los juegos de los niños no sean ni indignos de hombres libres, ni trabajosos, ni licenciosos. Además respecto a los discursos y a los mitos en cuanto a qué clase es menester que los de esta edad escuchen sea esto ocupación de los gobernantes, a los que llaman 'inspectores de la educación de los niños'. [6]

Aristóteles piensa que los juegos y los relatos míticos tienen un importante valor educativo en la medida en que permiten acostumbrar a los niños desde pequeños en los buenos hábitos. El juego en sentido de actividad fisiológica es base del desarrollo de habilidades para una actividad adulta futura, lo que pone en evidencia es el hecho de que los niños mediante la mimesis adquieren hábitos de comportamiento. “Es preciso que todas estas cosas abran el camino hacia las ocupaciones futuras, por lo cual los juegos de los niños deben ser en su mayoría imitaciones de las tareas de las que después se ocuparán seriamente.” Ibídem.

La disciplina corporal[7] adquirida posteriormente al juego, como se ha demostrado, no respondía al concepto actual que tenemos: deporte, danza y música de hecho eran mucho más valiosas en la formación inicial del ciudadano como libre pensador. Por ello recogían un amplio espectro de valores. El culto al cuerpo era uno de ellos pero no el único, la preparación psicológica para la competición o el respeto a los dioses imprimían mayor ánimo al atleta y aportaba los requisitos que todo griego distinguía del hombre perfecto.

 



[1] Cf. CECIL. M. Bora. Art. Cit. 44- 48 

[2] Cf. VALDÉS GUÍA, Miriam. Óp. Cit. P. 23- 26

[3] Ibídem.

[4] CFR. LLEDÓ, Emilio.  El mundo Homérico. En “Historia de la ética. De los griegos al renacimiento” Ed. Crítica. Victoria Camps Comp. Pp. 23-25

[5] CFR. ARISTÓTELES. La Política III, 1. 1275b. Ed. Gredos. 1998. Es importante la revisión crítica que sostiene: LUCAS, D.W. en: Aristóteles. Exposición e interpretación de su pensamiento. México: UNAM. 1990).

[6] Ibíd. 1. 1336 a 28-34

[7] καλòς καὶἀγαθóς (kalòs kaì agathós) o lo que es lo mismo "bello y bueno” son conceptos que se retomarán posteriormente. Cf.  OLIVERA, J. (1996), José María Cagigal Gutiérrez (1928-1983), Vida, obra y pensamiento en torno a la educación física y el deporte, p. 14

 

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