lunes, 29 de abril de 2024

Origen y mitología de la Danza


Desde los primeros momentos del baile se relacionó con Grecia desde la religión, es decir, con el culto a los dioses y con la representación de los mitos. El propio Olimpo se anima con cánticos, músicas y danzas.

El historiado Struve, citando a Homero, comenta que fue en Creta donde los dioses enseñaron la danza a los mortales[1]. Los cretenses suponen una excepción en todo el período que va del Paleolítico hasta el comienzo del clasicismo griego; la diferencia radica, en parte, en el papel relativamente subordinado que la religión y el culto desempeñaban en la vida pública. Al depender mucho menos de los cánones religiosos, la fantasía creada podía manifestarse con mayor libertad que en Egipto o Mesopotamia.

Creta, según reflexiona el autor, muestra un cuadro lleno de vida colorista y alegre y el arte expresa alegría de vivir, buena vida y el lujo de los autócratas y pequeña aristocracia. No construyeron grandiosos templos ni estatuas colosales, sino grandes palacios (Knosos, Festos) y fastuosas mansiones. (Ver anexo 6)

El arte representativo era para adornar viviendas y objetos de uso doméstico, representaban escenas de la vida cotidiana y ceremonias del culto, que dan cuenta de la importancia de la Danza y los bailes en su tiempo. Si bien, muchos de los bailes fueron importados de Egipto y de Asia, luego la gente griega reformó con un nuevo espíritu, llegando a adquirir el baile una gran importancia en toda la península helénica y en los cercanos archipiélagos, así como en Creta, distinguiéndose por la vivacidad.

Si bien se reconoce que en el mundo oriental hay Danza porque llegó a una especialización significativa, debido a la pertinencia de la investigación sólo se anexarán herramientas comprensivas de la directa adecuación en el panteón Griego de ciertas deidades, que pudieron adecuarse en las festividades de Grecia, ya que en estos escenarios las expresiones artísticas alcanzaron a desligarse de otras prácticas de la vida diaria.

En la vida cotidiana abundaban así mismo los bailes y en diferentes momentos de la vida de los ciudadanos y campesinos interviene la danza: danzas de nacimiento; danza del paso de efebo a ciudadano; danzas nupciales (en dos tiempos, la noche nupcial y la mañana siguiente); danzas de banquete (bailarinas profesionales que bailaban muy provocadoramente y corrían un gran riesgo debido a los grandes saltos que realizaban) y danzas funerarias.

siguiendo con Struve, . La danza, aunque su legado nos ha sido trasmitido indirectamente a través de textos y pinturas o relieves, tuvo también una considerable importancia, ya que se baila ha en ritos religiosos (panhelénicos o locales), ceremonias cívicas, fiestas, vida cotidiana, educación de los niños, etc. Era considerado un don divino y una forma de comunicarse con los dioses y y es en el mito del nacimiento de Zeus donde muchos escrito res situaron sus comienzos: Cronos, amenazado por su madre Gea, se comía los hijos que le daba Rea a medida que nacían. Cuando Rea fue a dar a luz su sexto vástago se escondió en una caverna y tomando una piedra la envolvió en pañales y la entregó a Cronos como si fuera su hijo y él no notó el engaño.

El pequeño Zeus creció en Creta confiado a la custodia de la ninfa Amaltea y de dos jóvenes guerreros armados de lanza y escudo, llamados los Curetas, que danzaban sin descanso un baile guerrero en tomo la gruta haciendo el mayor ruido posible, entrechocando armas y lanzando gritos de guerra con la finalidad de que los vagidos del niño no fuesen advertidos por Cronos. Probablemente el mito surgió del rito de la danza guerrera en donde los bailarines imitaban la actividad atribuida en la montaña y en el cielo a los demonios de la tempestad.

Como un caso del origen mitológico de algunos bailes está la historia de Theseo que mató al minotauro en el laberinto de Knossos. de origen mitológico de algunos bailes, se encuentra la historia de Teseo, que mató al minotauro en el laberinto de Knossos. En su regreso a Atenas, Teseo se detuvo en Delos para ofrecer un sacrificio a los dioses por haberlo salvado, durante este sacrificio, elaboró un baile con movimientos de serpiente que representaba su camino tortuoso a través del laberinto donde tuvo lugar la pelea con el minotauro. Este es el baile del laberinto o Geranos, como es conocido en los textos antiguos, actualmente es bailado en varias regiones de Grecia

Cuando regresó a Atenas, Teseo se detuvo en Delos para hacer un sacrificio a los dioses por haberlo salvado, mientras duraba el sacrificio inventó una especie de baile que imitaba los movimientos de las serpientes lo que representaba el camino escabroso que había tenido que recorrer en el laberinto en su lucha con el minotauro. Se conoce como el baile del laberinto o Geranos como lo llamaban en los textos antiguos, en la actualidad es bailado en muchas regiones de Grecia.

El baile de los coribantes inventado por los curetos o coribantes, ministros de la religión bajo los primeros titanes, lo ejecutaban al son de tambores, de pífanos, zampoñas y al tumultuoso estrépito de los cascabeles, lanzas, espadas y escudos. La fábula dice que con el ruido de dicho baile salvaron al pequeño Júpiter, cuya educación les había sido confiada. Las danzas o bailes campestres, que se dice fueron inventados por el dios Pan, se ejecutaban en los bosques y parajes deliciosos por jóvenes de ambos sexos coronados de ramos de encina y guirnaldas de flores.

La Danza también era considerada por los griegos de origen divino, y conformaba una especie de lenguaje utilizado para expresar sus emociones y sentimientos más profundos, el cual no ponía acento en la perfección de la interpretación sino en la fuerza de la caracterización. Al igual que la música, la danza estaba presente en los momentos más significativos de la vida de los griegos; acompañaba los banquetes, matrimonios y funerales.

La  indisoluble unión de canto y danza, comprobamos que estrofa recibe su nombre del hecho de que el coro que cantaba los versos daba la vuelta en torno al ara y su giro se correspondía con el fragmento de versos al que denominamos estrofa. Sin embargo, el concepto de danza en la cultura que nos ocupa, al igual que la idea de mousiké, está colmado de mayor contenido. Para los griegos, danza era toda secuencia de movimiento rítmico: orkhémai, derivado de érkhomai, noción de repetición, de articulación en el tiempo y el ritmo. [2]

El trabajo de reconstrucción de la danza en la coreografía se ha rastreado en fuentes escritas que se refieren a la danza (Platón, Aristóteles, Luciano) y fuentes arqueológicas, antropológicas y etnográficas en la cerámica griega (véase Anexo 5)  Julio Gómez Santacruz, en una conferencia titulada “La Danza en el Teatro Grecolatino”, señala una serie de conceptos phora, schema y deixis, como una esquemática guía de los movimientos básicos en la danza griega. Phora aludiría al movimiento, ya sea de partes del cuerpo o de su desplazamiento total. Schemata estaría en relación con el conjunto de posturas que culminan los movimientos y deixis sería la manifestación de las emociones contenidas en los movimientos y gestos.

Las pinturas de la cerámica griega se pueden considerar la representación plástica más fi able en un principio en cuanto a las escenas de danza que representa. Nos podemos hacer una idea respecto a la vestimenta y organología, pero el espacio limitado a la hora de plasmar una escena, las cuestiones bidimensionales y el desconocimiento de la perspectiva e incluso la concepción idealizada del arte griego, nos pueden aproximar pero no esclarecer las ideas acerca de cómo sería la danza en realidad.[3]

Las fuentes rastrean influencias de la danza en la cultura mediterránea, ibérica y de Oriente. Este carácter heredado de la Danza probablemente tenga su consecuencia en el carácter colectivo de la lírica, de la misma forma que un danzante con un papel más importante, representando a un dios por ejemplo, puede ser el embrión del teatro, como Aristóteles sugiere en el paso de la tragedia al ditirambo y de la comedia a los himnos fálicos


[1] STRUVE, V .V .: Historia de la Antigua Grecia, Madrid 1979.

[2]F. R. Adrados, “Orígenes de la Lírica Griega”, Editorial Coloquio, Madrid, 1986

[3] J. G. Santacruz, La danza en el teatro grecolatino, XLVII Festival de Teatro Clásico de Mérida. Ciclo de conferencias. 51

 

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